...danza de luces

Calustra no Illó da Cantoña ©G.Z. 2022

Junto al arroyo de O Illó da Cantoña, apetece sentarse, al lado de las hortiñas para, en silencio, percibir el aroma a flores que viene de detrás del Souto… sus aguas, al romper contra las piedras, dicen cosas. Aquí, viene casi todo el mundo a bañarse… comen, beben, también se cuentan cosas increíbles, algunas son ciertas…  aquí, se ama o discute, se devora o se sucumbe en fauces depredadoras… un permanente relevo, un ir y venir de especies…  


Hablan mucho algunos, que no son, precisamente, quienes saben…


—Dime, árbol peral, veo que en lo más alto de tu copa albergas un gran panal de avispas, que parecen ser asiáticas, miedo da verlas tan arriba, dominando un amplio entorno del Lugar.


—Lo son Galmier, se organizan rápido y depredan en colmenas próximas o pueden agredir a cualquier alma distraída que involuntariamente les moleste… me produce tristeza oír cloquear a las gallinas que habitan encarceladas, sin salir al campo pues, he sabido que, son buen antídoto, al gustarles, sin medida, papear a esos insectos.


Escuchar, observar, sentir, forman parte esencial de la belleza… el murmullo de la tierra, es para mí, la comunicación en estado puro, incluso más allá de los sentidos… escucho y oigo piular al asustado polluelo, impaciente por la ausencia de su madre Alondra, que está cerca, mantenida en el aire observándolo, él no lo sabe…  veo, porque así quiero verlo, en las onduladas aguas del sencillo arroyo, una figura hermosa, alta, de cabellos negros, brillantes, atiendo a sus dulces movimientos, cuando gira hacia una sombra con sombrero que se proyecta a su lado, parece un caballero de baja estatura a quien abraza, al que besa apasionada y acaricia…  siento amor, mi piel se eriza, brota en mí, satisfacción y gozo.


Las hojas de los árboles dibujan en el suelo una danza de luces, movidas por el viento… cosas del verano ©Galmier Zemog A Cantoña, 2019

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