¡Sus símbolos, armonía, harmonía...!

Y las pisadas en la arena, la pacífica conversación...

Nuevamente las miradas profundas inundan sus veladas, niegan ambos amarse, disimulan su mutua admiración haciéndose gracias y chistes pero, más tarde cada uno en su soledad, examina minuciosamente cada palabra y cada gesto, en un profundo análisis del otro y de sí ...

Y el tiempo sigue pasando, y va resultando cierto que no era un juego pasajero de amor, que aunque este, el amor, no exista según se han dado en decir últimamente estos locos de atar, es bien cierto que algo transcurre leve e intensamente como el arroyo pedregoso que, aunque suave en caudal, toma fuerza en las rocas y perfuma el ambiente de la fragancia a manzana y helecho... Y esa sensación sin nombre, que parecen sentirse, viene tras un tupido velo, como oculto tras la niebla llega el hado que a punto está de hadar.

Y se siguen acercando y van llegando... ¡Hola mi vida!, se dicen sin hablar...

¡Sus símbolos, armonía, harmonía...! ©Galmier Zemog Vigo, 2007

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