¡Una ilusión!

Solpor dende a praia de Samil ©Galmier Zemog Vigo, 2019

Tal como un fuerte deseo de que las cosas pudieran ser de esa manera. Sí, es como si fuera protagonista de un sueño que transcurre entre el pasado y una anticipación de futuro; de pronto la imaginación me sitúa en una playa sencilla y mágica, llena de quietud y en ella, voy conociendo despacito a otro ser que también deambula del futuro al pasado, permitiendo que grandes porciones de tiempo se puedan resumir en breves instantes; vamos intercambiando pequeñas cosas y grandes sentimientos, lo que fue y que no es, la anticipación de lo que será y un enorme deseo de que todo se haga tocable y adopte presencia.


Hay acantilado suave y la mar apenas ondea sobre la arena pedregosa, da la sensación de no querer molestar con su habitual sonido espumoso. Las casas blancas, dice, ya han dejado de serlo y ahora nada es igual; leer bajo las sábanas; sufrir la ausencia del hogar y disfrutar del centro educativo en una conjunción de presencia-ausencia, en medio de sí misma.


El sol mantiene insistente su presencia hasta muy tarde, el agua va tomando una tonalidad verde grisácea y la arena adquiere brillo; ese brillo que guarda el recuerdo de toda una jornada y que en ocasiones entrada la noche se les aparece, tan sólo a seres especiales como ella, exhalando vapor y luz.


La cueva, los cuerpos desnudos, el silencio, el juego atropellado de los mininos, la ausencia, la presencia, el porvenir, lo que ha sido, lo que será.


La amistad, ¡una ilusión! ©Galmier Zemog Vigo, 2007

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