Años de resistencia, de la transformación estacional de luz y de sombra. Herida, rechaza la rendición 

Es importante en O Illó da Cantoña, el espacio que, en gallego habría de expresarse como grandura en el sentido de grandeza, por su extensión pero, sobretodo, por su variedad de olores, de sensaciones, de color, de especies, de vistas... un pazo en sí mismo. Ahí, es donde triunfa y destaca esta figura conocida también por otras denominaciones tales como, fervellasverzas o bulebule.

Un ser extraño, tierno, listo y leal.

Con su actitud, Fuxefuxe infunde alegría, confianza y amor.

Serena y plácida, es la encargada de velar por el sueño. Caroufa, ayuda a evadir preocupaciones, protege tanto durante la vigilia como dormidos y, cuando te despiertas, aporta energía, ganas de vivir y autoestima.

Ante una preocupación, tenderás, siempre, a mirarla.

Es Enxo, el bonachón elfo natural de O Illó da Cantoña. Centenario protector, conversador profundo, incluso a través de la telepatía, vigilante, astuto consejero, apaciguador de especies, mediador del mundo vegetal o animal y de los humanos.

Brillante ser que irradia armonía, paz, buena suerte, fortuna y bienestar, no solo en el lugar que le es propio, O Illó, sino en toda la extensión territorial de Pontellas-Santiago y, también, de sus aldeas pues además de en A Cantoña a la que pertenece, esparce bien, honradez y sabiduría en A Abelenda, A Arrotea, A Bouza, Cadaval, Centeáns, Cochilra, A Igrexa, A Louriña, O Outeiro, A Pousadela, Quintenla, Santo André y A Sé, llegando su influencia benefactora, incluso, a Mos.

Si le dejas que hable, te cuenta el sinfín de batallas vividas en la calle, las muchas patadas recibidas y, alguna que otra caricia verdadera. 

El ingenuo personaje que puede llegar a dominar el mundo, sensual y atractivo aún sin parecerlo a simple vista 

Puerta abierta a la ilusión. Viñas que han sido testimonio natural en el quehacer de quienes han creado la maravilla de O Illó, causantes de la calma y el amor que se mueven en el entorno, como la brisa 

Natural de Herville, en esencia tronco, allí yacía olvidado entre las hierbas;  su transformación ha sido lenta, se adaptó al entorno humano con una facilidad encomiable, es dicharachero aunque le gusta el vino tinto de O Illó. Un buen compañero de faenas y juergas 

Útil en la tierra, digno en su retiro, observa tranquilo el devenir de los ajetreos humanos. Noble, manso y cariñoso 

Es una cotilla, todo lo que escucha o ve lo cuenta.

Abierto a las flores, la luz, el pensamiento

Ardiente, dispuesto a romperse

Ladrón

Haciendo frente, tras largo tiempo en un absurdo letargo

Carece de gobierno, imperio o ambición. Su imagen, otrora ausente, se impuso tras las reformas. Sobrio y comedido, su altivez, tan solo, le viene de su posición sobre la piedra.