...cumplir es decencia

Árdanse algunos miembros del órgano de Gobierno de los jueces, jugando con las soberanas cosas del pueblo, entiendo propasan sus actitudes lo justo… desde sus excedidas poltronas. 

Era mi casa un pueblo, con sus lugares, caminos y calles, sus parques, colegios y hospitales… era mi bienestar, ser y participar; era mi felicidad, ver a otras felices. Me vi en el espejo, valoré mi poder, me miré a los ojos, me critiqué… percibí la fuerza en la verdad, sentí el progreso en la libertad de los pájaros, en la emocionante sensación de oler las flores y oír cómo suena el agua… la modestia de una sabia mujer de aldea, erizó mi piel… me emocionó también la dignidad de quien, poseyendo la razón, encajó con templanza el despropósito, los abusos, la prepotencia y el engaño… apacigua mi alma saber que existe gente dispuesta a seguir luchando… recordé que el miedo es un instrumento del control... que elegir es riqueza y distinción, que exigir es un deber y que, …cumplir es decencia.  ©Galmier Zemog Vigo, 2022 

Punto sin retorno